No estoy de acuerdo con la revocatoria de Enrique Peñalosa. En esencia, por la misma razón por la que no estuve de acuerdo con la revocatoria de Gustavo Petro.
Las dos elecciones comparten una característica similar, los mandatarios Petro y Peñalosa, fueron elegidos con una votación minoritaria, 32.22% y 33.10% respectivamente. Es decir, la mayoría de los votantes no quiso que ellos fueran elegidos como alcaldes de Bogotá; las mayorías votaron por candidatos diferentes al ganador (con votación minoritaria), estos resultaron elegidos porque el voto mayoritario se dividió entre diferentes candidatos.
Cualquier proceso de revocatoria del mandato en estas condiciones, increíble pero cierto, resulta en tremendo atropello contra una minoría, la minoría que resultó elegida para gobernar los destinos de la ciudad. No estoy diciendo que estoy en contra de la revocatoria como figura de control y participación ciudadana, ojalá que haya muchas revocatorias, pero en este caso especial, la revocatoria de Peñalosa, resulta tan anti democrática como la de Petro.
Desde luego que siempre tendrá todas las posibilidades de éxito una revocatoria promovida por una mayoría derrotada y enardecida contra una minoría triunfante. Los gobiernos de Petro y de Peñalosa representan a minorías; en un Estado Social de Derecho revocar a un gobierno minoritario no debería ocurrir. Por esta razón fundamental me opuse a la revocatoria de Petro y hoy me opongo a la revocatoria de Peñalosa.
Para que sea democrática, al menos desde mi humilde perspectiva, son quienes votaron por Peñalosa los llamados a revocarlo. Son los que le dieron el sí a su programa de gobierno los que podrían sentirse decepcionados y altamente insatisfechos. Los que podrían exigir el cumplimiento estricto del programa de gobierno; quienes no votaron por Peñalosa no deberían exigirle que cumpla su programa, pues nunca estuvieron de acuerdo con él, tanto así que votaron por un programa diferente.Tiene esto de largo como de ancho, porque el alcalde es alcalde de todos los ciudadanos y no solo de quienes lo eligieron. ¿Solo quienes lo eligieron deberían revocarlo?; sería lo justo.
Pero nos encontramos con un problema práctico ¿cómo saber quienes son los ciudadanos que hacen parte de ese 33.10% que lo eligió?, además, resulta también anti democrático privar, a los que no hacen parte de ese porcentaje, su derecho a la participación y al uso de la figura constitucional de la revocatoria.
Para evitarnos esta discusión, los alcaldes y gobernadores en Colombia deberían elegirse como el Presidente, en doble vuelta, para que el elegido, lo sea con al menos la mitad mas uno de todos los votos y así garantizar una elección mayoritaria.
De otro lado, El ejercicio de revocatoria en Bogotá fue muy interesante hasta que fue tomado por Petro y sus seguidores. Politizó un sentimiento ciudadano, lo convirtió en caballo de batalla de su candidatura presidencial. Su ambición política personal se tiró el esfuerzo de los ciudadanos. No tienen los bogotanos por qué pagar su incapacidad de construir proyecto político colectivo y su error gigante de no garantizar un sucesor/a de su corriente.
Permitamos que Peñalosa termine su gobierno y que realice su programa. Ganó en franca lid y respetando las reglas de juego. Lo mismo pedí para Petro.
Néstor Daniel García Colorado
No hay comentarios.:
Publicar un comentario